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Siesta de abril (Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino): un estudio sobre su significado.

Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino - para el texto original (circa 1205) y su traducción véase: Siesta de abril (Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino) - es un poema que reapareció en 1887, cuando el hispanista francés Morel-Fatio preparaba una edición de un manuscrito de la Bibliothèque Nationale Française – este poema (o estos dos poemas), se encontraba(n) en una colección de sermones en latín: se supone que estos sermones circularon por España, y que el poema se mezcló en la colección de sermones.

 

La datación que se da al poema es más o menos a finales del siglo XII o al principio del siglo XIII. La ubicación del poema, sus orígenes geográficas – definidos por el lenguaje usado – ha sido punto de discusión: aunque todos los filólogos acepten que se trate de un texto castellano, las opiniones son diversas por lo de las influencias dialectales que se encuentran en el texto: Morel-Fatio, el descubridor de dicho texto, vio una influencia del dialecto aragonés, en vez que Carolina Michaëlis de Vasconcelos, por ejemplo, vio palabras como feyta, dereyta, meu, fillo, como signo de una influencia portuguesa, o por lo menos del oeste de España.

 

Probablemente que el copista del poema venía de Aragón: el nombre del explicit, del final del poema, “Lupus de Moros”, se refiere tal vez a la ciudad de Moros, en el sur de la provincia de Zaragoza. Pero no se sabe, sin embargo, si este Lupus es el autor, el traductor (de un texto del provenzal), o el copista.

 

I           POSIBLES FILIACIONES DEL TEXTO

 

La estructura muy particular de este poema hace difícil encontrar los orígenes del texto: por ejemplo, si se considera el poema como dos poemas, se estudiarán sus filiaciones de manera separada, como si estos dos poemas fuesen de fuentes completamente distintas, en vez que si se considera la unidad del poema, se estudiará sólo la filiación del poema entero, y luego cambiará el punto de vista.

 

Morel-Fatio considera el texto como dos poemas distintos, y describió el primer poema (la conversación de dos amantes en un huerto paradisíaco) como una “pastorela de sabor provenzala o portuguesa más bien que castellana”; por lo del segundo poema, lo ve como un debate, y lo relaciona con la tradición de los debates latinos medievales – por ejemplo, el Denudata veritate, compuesto en el siglo XIII, o el Conflictos vini et aquae) – , o franceses, como La Disputaison du vin et de l’aue).

 

Otro crítico, Arsenio Pacheco, a pesar de que considere la obra como un solo poema, se concentra más bien en la relación que ve entre la primera parte del poema (el encuentro de los amantes en el huerto) y la Materia de Bretaña, es decir esta serie de romances que tratan del rey Arturo y de los caballeros de la Mesa Redunda. Pacheco relaciona la primera parte del poema con el texto medieval francés del Bel Desconüe, que hace parte del ciclo arturiano. Su hipótesis se basa en el paralelo que hace entre la historia del Bel Desconüe (un caballero llamado Guinglain que es amado por dos mujeres: una hada y una princesa con la cual, al final, se casará) y el clérigo de nuestro poema, amado por una dona bela y corteza (lo dice la doncella en los versos 90 – 93) que podría ser la princesa, y que es amado también por la doncella (que podría ser la “hada”, según la descripción muy mágica de su belleza). Relaciona Pacheco los vasos con el Graal, y supone que esta leyenda del Bel Desconüe, muy conocida en Europa, pudiera haber influido en el autor del poema.

 

Como ya dije, Pacheco cree en la unidad del texto, y aunque relacione el debate vino/agua con la tradición debativa latina del “sic et nunc”, trata también de ligar las dos partes del poema mediante la interpretación de los vasos de vino y de agua como copias del Santo Graal – y me parece difícil, leyendo el poema, y especialmente el debate, con su humor y su vivacidad, relacionar esta parte con la seriedad de la Materia de Bretaña. Además, Pacheco considera más bien los vasos del inicio del poema, pero no dice claramente cómo incluye en su teoría los vasos del debate.

 

Menéndez Pidal, otro filólogo, considera el texto como una sola entidad, sobretodos porque nota que el lugar (el huerto) y el tiempo (el mediodía) son los mismos en la dos partes del poema. Supone que tal vez la obra no está terminada y que el debate vino/agua debía de ser sólo un episodio en medio de la escena de amor, y que entonces falta la conclusión de esta escena. Propone otra explicación, por la falta de unidad entre las dos partes, en la distracción del poeta, pero no propone ninguna filiación.

 

II          ASPECTOS DESCRIPTIVOS

 

Díaz Plaja, en su artículo sobre Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino, nota que la primera parte del poema tiene dos tópicos, dos pasajes obligatorios de la lírica de la Edad Media:

 

  1. El “locus amoenus”, es decir la descripción de la Naturaleza, del lugar del texto; en general, dicha descripción presenta una natura convencional y muy literaria (estas descripciones tienen sus orígenes en Teócrito, Virgilio, Horacio y Ovidio, y en la tradición bucólica de la Edad Media). La naturaleza sirve de decorado para diálogos bucólicos; se trata generalmente de un prado verde, arbolado y florecido con brisa perfumada y con fuentes refrescantes.

 

En la primera parte de nuestro poema, tenemos:

 

  1. Un huerto con olivos, manzanas y tal vez granadas (malgranar, sería tal vez un error del copista por manzanar).

 

  1. Una fuente perenal que da frescura y verdor y muchas flores.

 

Este decorado es el lugar ideal para el diálogo de los dos amantes.

 

  1. La “descriptio Puellae es el segundo tópico que nota Díaz Plaja: es la descripción de la muchacha, que sigue reglas retóricas de orden (v. 58 – 69) que Díaz Plaja compara con otros textos del período, en particular María Egipciaca.

 

III         INTERPRETACIONES

 

Como ya dije, la interpretación del poema es directamente relacionada con la manera de leerlo sea como un poema sólo, sea como dos poemas reunidos en uno.

 

Morel-Fatio, partidario de que el poema son en realidad dos poemas yuxtapuestos, describe la primera parte como una pastorela de influencia provenzala o portuguesa, y relaciona la segunda con la tradición de los debates.

 

Al contrario, Leo Spitzer, en su artículo Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino, es partidario de la concepción unitaria del poema, lo que le permite interpretar el poema como cargo de simbolismo. Spitzer ve este poema como una representación simbólica de la reunión entre los dos conceptos antitéticos de castidad y de placer: esta representación tiene lugar en un huerto que es símbolo del jardín del placer, o sea del Paraíso terrenal.

 

En este paraíso están los dos vasos, uno de agua y uno de vino: Spitzer los interpreta como símbolos respectivos de amor espiritual (el agua) y de amor carnal (el vino), y nota sus respectivas caracterizaciones:

 

  1. El vino es viril, irascible, grosero.

 

  1. El agua es suave, moderada, altruista.

 

Spitzer nota que al encontrarse los dos amantes no se conocen de vista (amor platónico), pero después, la doncella besa con mucha pasión al clérigo (amor sensual). Este texto, entonces, reconciliaría los dos amores, el platónico y el sensual, el espiritual y el humano. Spitzer nota que:

 

  • Los dos vasos fueron puestos en el manzano (árbol bíblico por excelencia) por la dueña del huerto – que no es la doncella.

 

  • Esta dueña sería una representación de Venus que envía a la doncella vino, símbolo del amor carnal, y agua al escolar, símbolo de amor espiritual.

 

  • La paloma es símbolo venusiano, y Spitzer opina que por la voluntad de Venus, la paloma vierte el agua en el vino para que se mezclen los dos amores, el espiritual y el carnal, en un solo amor, el amor de Cristo, como el agua que sirve al bautismo y el vino que sirve a la Eucaristía se juntan el la liturgia católica en el amor de Dios.

 

Spitzer, es partidario de la unidad del poema, y esta unidad, la ve creada en el poema por el motivo de la sed: al inicio del poema, el clérigo tiene sed de bebida, y bebe a la fuente; al beber esta agua, quiere cantar “fin amor” (como si tuviera sed de amor), y aparece la doncella, lo que permite el desarrollo de la “visión amorosa” y de la escena entre los dos amantes; luego, esta sed a la vez de agua (amor espiritual) y de vino (amor carnal) es expuesta en los “denuestos del agua y del vino”, que es un debate entre los méritos de cada uno – se acaba el debate en que cada uno habla de su papel en la liturgia católica. Venus ha provocado la exposición para revelar que el verdadero amor es la mezcla entre el amor espiritual y el amor carnal.

 

Esta teoría muy poética alcanza juntar harmoniosamente todas las partes del poema, excepto el “explicit”: ¿por qué el poeta habría de preferir el vino? Especialmente si el poema es de tipo alegórico/moralista, me parece que el fin del poema no cuadra con la lógica del resto.

 

*   *   *

 

Estudiar un poema como Razón de amor con los Denuestos del agua y el vino permite al lector percibir la sutil belleza de los textos medievales. En el mismo tiempo, se alcanzan ciertos límites de percepción: otra cultura, otra civilización aparece, cuya complejidad y cuyo misterio poco a poco aclaramos, sin estar seguros de que tengamos un día la clave de su valor y de su significado exacto.

 

Nuestra manera de interpretar los textos – a la luz de casi cinco siglos de crítica “moderna” – puede ser completamente equivocada. Será tal vez una de las razones por las cuales esta literatura queda fascinante: es misteriosa, no tiene explicación segura, vive por sí sola, en su propio universo. Esta independencia, totalmente contraria al acondicionamiento de nuestra literatura (que quizás, más tarde, será tan incomprensible como la de la Edad Media), le da una belleza que su enigmático sentido aún aumenta.

 

Proust, en una de sus cartas, explicó que la literatura necesitaba una zona de misterio, porque su finalidad no es explicar los misterios de la condición humana, sino presentar los contrastes de su complejidad. De estos contrastes, de esta diversidad, de este misterio nace la fascinación del lector – y la frustración del crítico.

 

©Sergio Belluz, 2015.

 

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Illustration: Claustro Mosteiro de San Pedro de Tenorio.



14/05/2015
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